30 octubre 2009

Salvadores del teatro


EL FENÓMENO DE LAS PERSEIDAS

Cada cierto tiempo, determinado por rumbos misteriosos, se extingue el califato e inicia el ciclo una nueva dinastía. En esta ocasión, se nos sugiere borrar lo que ha existido, fingir una amnesia inducida, renunciar a la memoria, resetear el pasado para entrar en el clan de los intocables, pertenecer a la tribu y vivir sus insuperables epopeyas.

NOS VAMOS DE AVENTURAS

Se pasó por la barraca del feriante, adquirió un cupón del rasque y gane, ¡e voilá, premio! Le ha tocado a usted otro teatro. En su primer discurso público reclamó a los agnósticos fe, y después de unas cuantas consideraciones entorno a equipos de trabajo únicos, nos dimos cuenta de que eran paparruchas, porque sólo nos proponía a nosotros convertirnos en los parias de su historia. Palpo la resignación. En el fondo el emperador se debate en su propio galimatías, cambiarlo todo para que nada cambie. La coyuntura económica hace que debamos soportar la convivencia laboral. Hasta ahí nada más.

NO MOLESTEN ESTAMOS INVENTANDO

¿No ha habido nunca teatro en ésta ciudad? Lo digo porque desde el advenimiento de Cicerón y su cohorte por estos territorios, parece que ya no sirven las formas o procedimientos de antes, ni tan siquiera los recientes. Acaban de descubrir maneras inéditas que pronostican el éxito organizacional del presente. El tiempo todo lo deja en su sitio, luego vendrán otros sucesores que les invalidaran, así que mirando hacía atrás y más allá, podríamos afirmar que van a inventar un nuevo desorden. Cuando se es incapaz de inventar, se innova, pero si no se sabe hacer bien ninguna de las dos cosas, entonces al menos, no se deberían tener complejos por copiar bien del compañero de pupitre. Sea como fuere, todos estamos más tranquilos porque ésta gente ha venido a salvar el teatro.

TRABAJAR EN UN TEATRO Y NO DEJARSE LA VIDA DENTRO

Según como vengan dadas, saltémonos las normas que consagran derechos y a aquel empleado que los haga valer, excluyámoslo de nuestro planazo anticrisis no sea que se tambalee. No les entiendo, representan a la más genuina contradicción. La limitación de jornadas de trabajo y el tiempo de descanso entre ellas, no se establecieron en la legislación laboral por el albedrío de los especialistas en riesgos de salud laboral, aunque a algunos os lo parezca. Lanzan pulsos, propuestas innegociables sin contar que se les pueden torcer, tampoco importa, tras la desaparición del colectivo, quedó un grupúsculo disgregado, sin cohesión, obediente a renegociar sus intereses particulares.

ATENCIÓN MACHOTE SUELTO

Todo por la patria, y la patria es el teatro. Me pongo sarcástico. ¿Para qué se necesita un plan de prevención en riesgos laborales? Accidentes ¿acaso nunca han existido? Daños colaterales. Siempre la misma mierda, algún legionario del tercio de irresponsables dispuesto a arriesgar su salud o comprometer la de los demás. Héroe de causas ridículas, adalid de la insensatez. Aspirantes a legar pensiones vitalicias.

28 octubre 2009

Surcando alturas


Probablemente no sea danza contemporánea en sentido estricto, pero yo no me atrevería a aseverarlo porque ésta busca expresarse desde la libertad, y decir lo contrario sería derruir el pilar sobre el que se sustenta, así que tampoco cometamos la simpleza de calificarlo de acrobacias circenses. No debemos desorientarnos, lo importante es que se trata de un espectáculo que expande el horizonte de la danza, a menudo tan restringido a estéticas que concitan solamente enfrentarnos con nuestro arsenal de ideas preconcebidas. No se si el propósito de la danza será evitar que nos ahoguemos en nuestra propia ortodoxia, desmantelar parte de la realidad que nos oprime, desbordarla o mostrarla, destrozar el pensamiento o enriquecerlo, favorecer el encuentro con algún sentimiento adormecido o encarrilar emociones despistadas. Veras, es que a mí no me gusta toda la danza contemporánea, y no es que tenga fronteras en la cabeza ni el gusto mermado, puede ser que haya espectáculos que simplemente no los comprendo. Pero no siempre resulta así. He visto con excesiva frecuencia servirse del caparazón de lo contemporáneo, de un modo aberrante y absurdo con coreografías negadas que tal y como yo las entiendo, sólo persiguen subvertir la belleza.

La danza que busca ensartar movimientos en el suelo refleja lo mortal, la convencionalidad, en ocasiones el surrealismo con escenas que representan un mundo inexplicable, impredecible. En la conquista de la altura se descubre el territorio del silencio, carruseles imaginarios que flotan en espacios ocupados por el aire quieto, un brinco o un salto donde subirse a sembrar sueños frágiles. Un sarcasmo. Si por la panema de la culturalidad transfronteriza o el acercamiento de culturas emergentes que ahora se lleva tanto, el programador del teatro en un arrebato improbable decidiera contratar el espectáculo que vemos en el video ¿estarían preparados nuestros teatros para acoger sin mutilaciones este tipo de representaciones? Paremos aqui.
Veamos el vídeo.




25 octubre 2009

Cómicos de la legua


Estuvieron por Olite el año pasado y aquí lo contamos. Continuaron gira todo el 2009, en mayo se pasaron por la Niesen y todavía tienen cuerda para rato. Si te aburre el teatro clásico, “Ñaque o de Piojos y Actores” es una excelente oportunidad para hacerte cambiar de opinión.
¿Qué nos guardamos de lo que pasa en las tablas? ¿Les importa algo de lo que oyen y ven a aquellos que acuden a esconderse en la oscuridad de la sala? Estoy empezando a creer, que el progreso de la expresión visual hará que cambie el lenguaje del teatro. ¿Dónde quedaron las palabras? ¿Los gestos perdidos, hablan? Puede que vacíen su memoria para siempre o igual no. Nunca lo sabremos. Sólo los que vinieron guardan la respuesta. En su corazón
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22 octubre 2009

Aguantando hasta lo inaguantable




Estaba convencido de que ya tenía la capacidad de asombro agotada, pero pululan programadores con actitudes irreprimibles de vedette, empecinados en desmentirme.
El programador de música, que tal vez haya realizado sin nosotros saberlo, un cursillo de diseño en iluminación por correspondencia y otro en interiorismo, ordena a los técnicos del teatro que la luz ha de ser blanca, y estos, han de tragar con convicciones ajenas. Bueno esa mezcla entre osadía e intromisión no queda sólo ahí. La draperia que viste el arco de proscenio es de terciopelo escarlata con rapacejos dorados pero….....
- el rojo de la tela esa (refiriéndose a la guardamalleta) no, no me gusta. Detrás ponéis una tela negra (quiere decir bambalina) y el telón que no se vea.
- Es que verá, esto es un teatro a la italiana (bueno lo que queda de el) y la estética asociada está muy definida.
El programador termina por reconocer que a el le horrorizan las señas de identificación que caracterizan el teatro a la italiana. Y yo me quedo mascullando para mis adentros, que algunos se han intoxicado en demasía por la cultura del evento en frontón o de la carpa de la playa. Pues nada a satisfacer sus caprichos, embocadura enlutada, estilo panteón. Ha seguir aguantando a programadores haciendo valer sus antojos, sus gustos personales, inmiscuyéndose en el trabajo de los demás profesionales.

13 octubre 2009

¿A dónde se fueron los teatreros?


Hoy el teatro se entiende como un producto comercializable dejando en un segundo plano su acción cultural, y de este modo el público se mueve atraído por corrientes mediáticas y técnicas hipnóticas de publicidad. Una buena campaña de difusión de una obra teatral mediocre en la que aparezcan rostros populares del momento, con tirón, conocidos a través del cine o la televisión te garantizan cubrir el aforo del teatro, aunque luego la obra o la producción en sí misma sea una autentica mierda.
Deambulan por los escenarios puñados de obras teatrales basura, vomitivas, junto a artistas que no lo son, “técnicos” intrusionando en el sector, puestas en escena que producen arcadas, direcciones marcianas de actores venidos a menos que ven en ello su salvación…el teatro se ha convertido en un bazar donde se puede vender bazofia camuflada en un sugerente envoltorio.
A muy pocos les importa entender a los espectadores, conocer qué sustancias de la pócima surten efectos catárticos para invocarlos.

Dicen que en esta ciudad el público entiende mucho de teatro, que existe un arraigo o tradición de cultura teatral, al parecer heredada o adquirida de manera congénita. Quienes dicen esto hablan de oídas porque, en la platea se respira la soledad de unos teatros que marchan al ralentí y cuando se rompe el silencio, demasiadas butacas vacías custodiadas por espectadores que parecen estar hechos de papel maché.

09 octubre 2009

Tengo un jefe


Tengo un jefe, que accedió al cargo por mandarinato. Vaya, de los de designación política.

Tengo un jefe en actitud predicante, al que le ríen sus bufonadas por confraternización.

Tengo un jefe, que hace uso de ciertos privilegios asignados por mandato divino.

Tengo un jefe, que dice dirigir los designios culturales de la sociedad a la que representa, aunque entre sus empleados corre el rumor de que sólo estampa firmas. Y yo me pregunto, que alguna cualidad tendrá. Quiero decir, a parte de la caligráfica.

Tengo un jefe, que viste gabardina a lo fart west, que da paseos por el boulevard camino del ayuntamiento, mientras acuna un maletín repleto de vanidades.

Tengo un jefe, que en su hablar parece denotarse cierta ebriedad, pero no, se trata de los titubeos que enmascara la deshonestidad.

Tengo un jefe, siempre en acuciante premura fingida, para hacer notar la relevancia de un cargo que no lo es tanto.

Tengo un jefe pusilánime con la calaña de su alrededor.

Tengo un jefe, que padece el síndrome de la reunionitis. Que acapara el tiempo con discursos irrelevantes y fatuos. Que monopoliza las conversaciones, porque le produce orgasmos escucharse a si mismo.

Tengo un jefe, que exhibe un aparente talante progre, dialogador, pero que tolera mal el pensamiento disidente, que carece de la predisposición necesaria para admitir las opiniones de razonamiento divergente.

Tengo un jefe, que cercena cualquier signo de pluralidad que le contravenga.

Tengo un jefe, pretencioso y engreído que cuando alguien es objeto de su inquina, muestra su ramalazo inquisitorial, utilizando a modo de amedrentamiento el exilio laboral.

Tengo un jefe que tiene un master en patrañas y otro en deshonor.

…en fin, tengo un jefe.

01 octubre 2009

Otoño musical







P
or estas fechas siempre busco el silencio en lugares entrañables que llevan a redescubrirme mientras deambulo entre la hojarasca mortecina, debajo del color púrpura de los arces y el ocre del hayedo. Envuelto en esa luz melancólica, tamizada por el otoño, hay melodías hospedadas en el adentro que resurgen y pasan rozando los recuerdos, agotando el tiempo de un futuro reencuentro.

La música permite escaparnos de la vida, incursionar a ratos en cualquier otro universo, acercarnos hasta algunas partes de nosotros incomprendidas, encontrarnos con sentimientos arrinconados, olvidados o, recuperar emociones perdidas…la música durante el instante en el que suena doblega voluntades y nos sumerge en una amnesia colectiva.